Yuanyang con agua (y hordas de fotógrafos)
China - Yuanyang
Todas las fotos de Yuanyang 2009 aqui (Para verlas nítidas pinchad en el rincón derecho en “opciones” y elegid “no agrandar”)
En Yuanyang había estado en 2006 a mitad de verano. Entonces los arrozales estaban en pleno verdor, pero ahora, a principio de la primavera, estaban recién inundados. Era el mismo sitio pero con un paisaje y colores distintos.
Los chinos, que pueden ser muy horteras bautizando cosas, han decidido que en esta época los arrozales son "espejos del cielo". Según sus manías de establecer lo que es bonito y lo que no, lo que más y lo que menos y estar todos de acuerdo en ello, parece ser que este momento -que dura unas semanas- es lo más de lo más.
Yuanyang no está en ningún circuito turístico y no recibe turismo de masas; hay pocos chinos y menos extranjeros. Sin embargo, parece ser que es una meca de turismo fotográfico local, hasta el punto de que vimos anuncios de un nuevo "photographers hotel". Un circo .
La afición fotográfica local va por derroteros que no comprendo, no comparto, me producen vergüenza ajena a menudo y no tienen nada que ver con la creación, sino con la reproducción. En los 3 días que pasamos tuve una ración triple de lo peor de la estirpe fotográfica. A eso se añadió la ilimitada capacidad de la industria turística local de joder hasta lo inimaginable la belleza natural de los sitios. Nos pasamos el tiempo intentando escapar de los circos montados por los unos y las garras recaudativas inventadas por los otros. Y aún así, nos gusto y nos echamos algunas risas.
Al parecer, los visitantes han hecho un ranking de los mejores arrozales y de que horas del día están mas bonitos. Todos van en romería de uno a otro en el mismo orden.
De eso nos dimos cuenta al encontrarnos con la primera "caravana de fotógrafos". Coches y más coches, autobuses, motocarros aparcados en la cuneta de una curva donde estaban descargando fotógrafos. Desde esa curva se tiene una vista impresionante y en una zona de arrozales montaña abajo aparece una forma de "caballo que galopa". La primera línea del "mejor" rincón estaba cubierta de trípodes y cámaras con sus dueños defendiendo su posición. Algunos tenía pinta de llevar tiempo esperando y el ambiente no era de colegueo, sino de cola agresiva. Al parecer, el momento álgido sería la puesta de sol cuando, imagino, 300 cámaras dispararían como locas para sacar todas las mismas fotos. Muy creativo. Para hacerlo aún más divertido algún empresario ha "comprado" la curva y estaba construyendo un mamotreto de acero que en unos meses cubriría la vista. Una vez terminado habrá que pagar ticket para tener derecho a mirar por el precipicio. Hay que ser muy retorcido y muy hijo de puta para concebir algo así. También hay que ser bruto para dejarse y para darle las licencias al empresario.
Nosotros vimos claro rapidamente que esa no era nuestra guerra. Seguimos carretera adelante, bajamos por un sendero, bordeamos unos árboles y encontramos una terracilla natural en la que no había nadie. No se veía el "caballo que galopa" pero no me podía importar menos cuando estaba en paz y solo mirando a gusto el paisaje.
Durante los días siguientes vimos a las hordas de fotógrafos haciendo sus carreras de lemmings de un lado a otro, pero nosotros no seguíamos ningún orden "oficial" o sea que estuvimos mayormente solos y probablemente viendo todas las terrazas a la hora "equivocada" según la ortodoxia local. En otro par de puntos famosos estaban construyendo, o habían terminado, rediles de pago y vimos a la gente apelotonarse en ellos como borregos. Evitarlos no solo era fácil, sino un placer. En paisajes tan grandiosos no hay UN punto de vista sino miles. Pasear por los senderos, trepar, bajar, meterse por los pueblecitos, seguir a los campesinos, es mucho mas interesante que encerrarse en una terraza de pago.
El culmen de la extorsión paisajística de visitantes la encontramos en uno de esos paseos monte a través. Después de atravesar un pueblito llegamos a una terraza natural muy bien situada. Estábamos en medio del monte pero una china había construido una garita donde se pasaba los días cual araña en su tela. Cuando estábamos sentaditos en paz, con los pies colgando en el precipicio disfrutando de las vistas, la araña salio de su agujero y vino a pedirnos 20 kuais por mirar desde allí. Tuve que contenerme para no tirarla barranco abajo por sinvergüenza. En vez de hacer eso, le dije las cuatro obviedades que cualquier occidental soltaría en semejante tesitura: Es que la montaña es tuya?! La has construido tu?! Y el paisaje, también es tuyo?!!. Todo eso no caló lo más mínimo en su "a-lógica" local. No cedía. Entonces ataqué por donde si me iba a entender: Enséñame tus tickets y tu licencia de negocio con el sello del gobierno y te lo pago!. Ahí ya nos dejó en paz pero nos mandó a una niña de 5 años para que nos siguiese acosando un rato.
Después de semejante calentón tienes que respirar 10 veces para poder volver a disfrutar del paisaje. No te lo ponen fácil. Lo peor es que ese tinglado no lo han montado ni lo aprovechan las minorías que han arrancado a la montaña las impresionantes terrazas a lo largo de los siglos, sino los Han, unos forasteros que explotan de la belleza creada por otros con su espíritu empresarial ratonil.
Con todo y con eso, Yuanyang me parece muy recomendable, sobre todo si no se va en la "high season" de los fotógrafos y se tiene tiempo para perderse por los pueblecitos y explorar los senderos de la zona.
Y así acaba la cosa.
En Vietnam solo pudimos hacer un tour de capitales: Saigon, y Hanoi. En mi último viaje sólo había estado en la mitad norte del país y Saigon era novedad. Yo estaba convencido que el trafico de Hanoi representaba el cenit del caos circulatorio mundial, pero Saigon me demostró que se podía ir más allá. El centro viejo de Hanoi es una telaraña de calles estrechas con muchas motos, pero el centro de Saigon, con grandes avenidas, la densidad de motos no se diluye! Las calles son mas anchas pero el numero de motos se multiplica por 10!!. El ruido y el mareo que producen es considerable y cruzar las calles mete bastante miedo.
Desde Hanoi nos fuimos en tren hasta la frontera china que cruzamos a pie. Y de ahí nos fuimos a Yuanyang en el sureste de la provincia de Yunnan. Ultima parada antes de Pekín.
Todo el mundo nos había contado indecibles maravillas de Tailandia. Tantas maravillas me ponían escéptico porque no suelo estar de acuerdo con casi nadie. Después de 5 años en Asia era prácticamente el último país que me quedaba por ver y finalmente tocó.
Bangkok es bastante interesante. Como todas las ciudades de Asia, es tirando a fea, abigarrada y caótica, pero interesante. Lo que en China son edificios feos soviéticos todos iguales y avenidas para desfiles militares, en Bangkok son edificios aún más feos, apelotonados, cada uno de su padre y de su madre y calles demasiado estrechas y atestadas por el enorme trafico. La ciudad se presta a dejarte KO por sobredosis sensorial. Hay un ruidazo permanente de trafico, gente que desborda las aceras a su vez ocupadas por motos y chiringuitos de comida, y desorden a porrillo. Hay un Chinatown aun más abigarrado y más cutre que me gustó mucho. Por alguna razón los chinos de ultramar parecen más chinos que los de China. Será que se libraron de las tonterías de Mao y los suyos?
La ciudad tiene un gran río y canales con vaporettos que dan mucho encanto, una zona de palacios y templos bastante espectacular y zonas comerciales y residenciales menos caóticas que el centro. Aún así, la abundancia de mugre me sorprendió porque estos debían ser los primos ricos de los laosianos y los vietnamitas, pero en lo externo, no se aprecia.
Sukhotai es una antigua capital Siamesa y se supone que tiene las mejores ruinas del país. Los restos de la ciudad amurallada no están mal: ruinas de templos, budas etc, pero de nuevo, la comparación la hacía palidecer, y mucho, con las ruinas de Bagan en Birmania, o con Angkor. Como pensábamos pasar por la segunda, dimos a Sukhotai una visita bien rápida.
Se suponía que Chiangmai era punto de partida para excursiones por las montañas y poblados circundantes, pero en vista de que los mil albergues y agencias de viajes se anunciaban todos diciendo que ellos iban a "sitios remotos y no turísticos" decidimos no sumarnos al circo. A esas alturas estábamos empezando a preguntarnos que pijo hacíamos en el norte de Tailandia en vez de estar tostándonos al sol. Ya nos había advertido una amiga y no le hicimos caso: " a Tailandia se va a la playa, no a hacer el cultureta".
En Luangprabng estuve -yo solo- en 2006. Era un acierto seguro. Esta segunda vez, viniendo de Tailandia, aprecié aún más las cosas fantásticas de la ciudad: paz, un urbanismo antiguo intacto, y la sensación de estar finalmente en el sudeste asiático. Las pegas que le encontré en 2006 por ser demasiado turístico me parecieron totalmente perdonables esta vez.
Pataya empezó como lugar de relax para los Yankees del ejercito americano en Vietnam y fue creciendo hasta lo que es hoy: un Benidorm tailandés lleno de bares y putas. En un extremo de la playa hay una calle llamada Walking Street, donde se amontonan, uno detrás de otro, bares de strip-tease, restaurantes, "clubes" y señoritas itinerantes. Un autentico zoo. Lo más curioso es que, a parte del personal que uno esperaría encontrar en tales lares (cincuentones europeos), había muchísima gente normal, familias con niños, parejas... y muchísimos rusos. Probablemente es gente que compra un pack en su agencia de viajes de toda la vida para ir a Tailandia sin molestarse en leer nada más. Probablemente se pasen una semana ahí y vuelvan a casa encantados con Tailandia, sus playas y sus rarezas.
Muchas de las islas de Tailandia son casi temáticas: una para festeros, una para lunas de miel, otra para buzos, otra para familias, otra para puteros... ninguna nos gustaba mucho y nos decidimos por Koh Chang porque se suponía que estaba relativamente poco desarrollada. La isla es una maravilla de jungla montañosa en medio del mar, pero "relativamente poco desarrollada" significaba que la rapiña llevaba "solo" unos años funcionando. La isla tiene una carretera costera de circunvalación que han robado al la selva y a ambos lados es la ley de la jungla. Si el desarrollo urbanístico de las ciudades era poco acertado, en esa isla, se llevan la palma. Hay algunos hoteles y resorts pijos que tienen más gusto, pero la norma era la de implantarse a lo salvaje. Considerando lo bonita que es la costa y paisaje, sorprende que hayan construido cosas tan feas y tan mal. Al parecer, con el tiempo, se espera que se "refine" el estilo, pero de momento abunda la barbaridad urbanística. Os suena?
Nos pasamos 5 días sin hacer gran cosa: leyendo, explorando la isla en moto, comiendo marisco fresco, tomando el sol y recordando cada día la suerte que teníamos de no estar en Pekín a menos 15 grados.
En Camboya se dejaron de matar hace apenas 10 años. La guerra de Vietnam, la civil y los khemeres rojos son probablemente de los pasados recientes mas desastrosos del mundo. Entre unos y otros mataron a un tercio de la población y el país estaba que se caía a cachos cuando por fin llego la paz.
Una de las pocas cosas buenas de las guerras entre hombres es que, mientras duran, suelen darle un respiro a los animales y la naturaleza. Con menos población hay menos bocas consumiendo recursos y con la inestabilidad, las empresas depredadoras extranjeras no se atreven a venir.
En todo Koh Kong city solo había un chiringuito que organizaba –si había suficientes clientes- excursiones de un día a la isla. Tuvimos suerte de coincidir con algunos otros y al día siguiente salimos en barco.
Viniendo de Koh Chang podía imaginarme el porvenir cercano de esas playas vacías. Dentro de unos años, seguro que los camboyanos seguirán el camino de los vecinos y llenaran todo de bungaloses y demás. De hecho, los chinos ya han comprado un cacho de manglar del tamaño de media provincia de Albacete para construir tropecientos resorts y casinos para turistas chinos.
De Koh Kong seguimos hasta Sihanoukville, el “gran” resort playero de Camboya. A pesar de ser la principal playa del país, la ciudad tiene todavía un feeling de poblacho tranquilo. El concepto de “playa y marisco” no es muy distinto del de Tailandia, pero todo es mas relax y mas rústico.
En la capi pasamos un par de días viendo lo típico y de ahí seguimos a Angkor que es lo único que tuve tiempo de visitar en 2003. Los templos son tan sumamente impresionantes que no me importó repetir. Cualquier intento de explicación que pueda dar aquí se queda corto. Las fotos hacen más justicia a los templos que las palabras.



















Boracay tiene una playa de finas arenas blancas de 7 km: White Beach. Aunque no faltan turistas la densidad por metro cuadrado no tiene nada que ver con la de las costas españolas. Solo hay hoteles de una planta y nunca hay doble fila de sombrillas.
El agua esta tan limpia como parece en la foto. Hay casi tantas escuelas de buceo como hoteles y aproveche para sacarme el PADI. A ver si la próxima me agencio una cámara submarina.
No faltan opciones para comer marisco recien pescado y tomar copazos con los pies en la arena.

A las Perhentians solo se puede llegar en barco. Son pequeñas islas montañosas cubiertas de jungla y sin carreteras. Los hoteles están a pie de playa y más allá todo es salvaje.
El mar que rodea el archipiélago está lleno de vida marina. Hay corales por todas partes y se puede hacer buceo interesante sin necesidad de bombona.

Las Batu Caves llenas de capillas e imágenes religiosas hindúes.
Las archifamosas torres Petronas.