Mongla. Un casino chino en la Jungla.
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Mongla (Mengla) es una anomalía geopolítica. Una especie de borrón en las fronteras internacionales. Un vertedero para vicios chinos fuera de las leyes chinas, ahí, justo al otro lado de la frontera. Había leído de este territorio ya hace años en mi guía de China. Se hablaba de ese lugar de perdición al otro lado de la frontera, al que solo los chinos tenía permitido cruzar. Ahora yo estaba en ese otro lado de la frontera, en el lado birmano y a tiro de piedra de la escondida Sodoma de la jungla. No podía dejar pasar la ocasión.
Llegar a Mongla es una odisea. Es legal, lo cual me extraña, pero no fácil. Desde Kengtung hay solo 80 km de una carretera de montaña sorprendentemente buena. En el futuro será parte de una conexión China-Tailandia a través del apéndice birmano que las separa. Algo como lo que están haciendo en el norte de Laos , pero más modesto.
El viaje se hace en taxi compartido que sale cuando está lleno. Eso tiene el gran inconveniente de que no hay hora fija, claro. La espera se puede aprovechar para preparar los tramites. El chofer al que le has tocado como cliente tiene que aprovisionarse de un fajo de fotocopias de tu pasaporte y otros papeles antes de salir.
La primera parada es un chiringuito indefinido de la policía donde rellenan unas cuantas hojas por triplicado con papel carbón a la antigua. Cualquiera diría que se dirige uno a una estación espacial en vez de al pueblo de al lado. Todo lo que tenga que ver con burocracia y papeleos en Birmania tiene un toque siniestro-bananero. Policía, ejercito, aduanas, controles varios...todos depiden un claro tufo dictatorial. Los que se sientan en las oficinas tienen un aura de seguridad, confort y riqueza mientras que los ciudadanos de a pie que se dirigen a ellos tienen siempre esa sonrisa de sumisión del que no quiere tener problemas con los jefes. Esa primera oficina no era excepción con su buen montón de "funcionarios" haciendo nada y mirándote con cara de pocos amigos.
La carretera hacia Mongla es toda curvas. Desde algunas se veían los valles y las aldeas de tribus aquí y allá en las montañas, pero está prohibido andar de paseo por esa zona. Corre el rumor que al otro lado de esas lomas se cultivan grandes extensiones de adormidera con el consentimiento del estado. Quien sabe? A lo largo del camino hay 4 controles de carretera a cual más bananero donde hay que presentar el fajo de papeles que hicimos antes de salir. Después de tres horas de carretera se llega a la "entrada" de Mongla y uno empieza a sentirse en China... El pueblo en si, como tal, como atracción, tiene un "ticket office" al más puro estilo del turismo capitalista chino. El ticket está escrito en chino y se paga en yuan, que es la única moneda valida a partir de ahí. Los señores de la garita tienen cara de birmanos pero hablan chino.... Acabábamos de entrar en la SR4 (Special Region 4). De aquí en adelante el gobierno de Yangon no pinta nada. Las matriculas son diferentes, la moneda y el idioma es diferente y las "fuerzas de seguridad" son las tropas del Eastern Shan State Army mandado por un señor de la guerra llamado U Sai Lin. Me resulta difícil imaginar que nivel de suciedad y tejemaneje internacional ha dado lugar a la existencia pacífica de este rincón del país. Las guerrillas que operan en muchas zonas remotas de Birmania están en permanente lucha con las tropas del gobierno central. Aquí no. Aquí hacen de su capa un sayo y les han regalado su trocito de tierra para disfrute y abuso de los vecinos chinos. Muy muy muy oscuro.
La primera parada a la llegada fue en la garita de control de turno. Esta batía con creces los niveles de desgana de todos los anteriores. El señor detrás del mostrador iba en camiseta de tirantes y longi bien gastado. El anillo de oro de su índice tenia demasiadas piedras gordas para haber sido comprado con un sueldo honrado. En un sofá al otro lado de la "oficina" otros 3 o 4 "burócratas" también en ropa de andar por casa, se dedicaban a ver canales extranjeros en su tele por satélite. Nadie se inmuto lo mas mínimo por tener un visitante en casa. Gentuzamen.
A pesar de estar en todavía Birmania, la entrada en la ciudad fue un regreso arquitectónico y estilístico a china: grandes avenidas desalmadas preparadas para un trafico que no existe, edificios de hormigon feo-kitsch, tiendas cubiculares abiertas sobre la calle. China 100%.
Me instale en un hotel y me fui a dar un voltio. Según tenia entendido, los principales "atractivos" de la ciudad eran: los casinos y el juego, la prostitución, las drogas y el celebre mercado de animales donde venden especies protegidas. Para facilitar a los ciudadanos de toda la enorme China el acceso a este paraíso extraterritorial, las compañías aéreas operan mas de 20, repito VEINTE!! vuelos desde muchas grandes ciudades chinas hasta el pueblo al otro lado de la frontera. Desde ahi, en un paseo, y con el DNI chino, cruzan sin problemas al pseudo "extranjero" de Mongla y son libres.
Muchos hoteles y el gran casino tenían un aspecto demasiado desierto incluso para ser mediodía. De camino al mercado de los bichos me encontré con unos cuantos restaurantes donde había ya un buen repertorio de animalillos listos para ir a la cazuela. Los mas raros: king cobras, boas que debían pesar 70 u 80 kilos, un armadillo, halcones, búhos, tortugas de mar del tamaño de una persona.... Muchos de los restaurantes tenían carteles con fotos de tigres y grandes vasijas de licor casero con serpientes (muy típico en china) y con fotos de tigres. Creo que es el viagra de la medicina tradicional. Según creen, para desgracia de los pobres felinos, comer o beber ciertas partes de un tigre te pone como un tigre. Eso debe ser especialmente importante cuando uno se prepara para el otro "mercado de la carne".
El mercado central se vendía lo típico: pescados, verduras, gallinas; lo menos típico, mas bichos en peligro de extinción: camaleones, roedores gigantes, huesos de algún gran felino secos, pichas secas de bichos que no alcanzo a reconocer (no es tan fácil identificar a un bicho por la forma de su picha disecada) .... Al mismo tiempo, en todas las tiendas que rodean la plaza del mercado, en una curiosa yuxtaposición comercial, se vendían señoras y señoritas.
A esa hora de la tarde estaban recién levantas, todavía en ropa de dormir y sin maquillar; tomando la primera comida del día a la puerta del garito. No ponía "puticlub" en luces de neon en ningún sitio, pero los antros tenían la pinta inconfundible de peluquería-prostíbulo chino de poca monta.
Por la tarde me fui a dar una paseo hasta la frontera. Me gustan las ciudades fronterizas. Son el único sitio donde puedes preguntar "Por donde queda China?" con la misma naturalidad con la que puedes preguntar en medio de Madrid por la calle Preciados. Llegue hasta la mismísima puerta de China, pero no estaba abierta para mi. Desde lo alto de un templo cercano se podían ver los dos países a la vez, las torretas, las alambradas.... Ok. no es lo mas divertido del mundo pero no había mucho mas que hacer en el antro aquel hasta que llegase la noche.
Cayo la noche y con ella empezó a caer la lluvia. Volví al mercado a cenar en uno de los muchos chiringuitos de pinchitos. Era la hora normal de la cena y además, fin de semana pero todo estaba casi vació. En el camino había visto los casinos todavía apagados. Era un poco extraño. La hilera de puti-bares tenia ya las luces rojas encendidas y las chicas maquilladas a la espera....pero no había clientes. Poco movimiento. De vez en cuando pasaba un coche, un puñado de mozas posaba ante las luces y alguna "afortunada" se iba en el coche, pero poco mas. Ni música, ni jolgorio ni hordas de chinos viciosos como esperaba. Me puse a hablar con el dueño de mi chiringuito en busca de explicaciones. Al parecer el gobierno chino cierra su lado de la frontera de vez en cuando, especialmente en las proximidades de los festivos nacionales. Acababa de ser el día nacional y desde entonces todo estaba parado. Según mi informador, si hubiese venido en Agosto, habría encontrado el mercado lleno hasta la bandera. Que suerte!
A mitad de la cena cayo un rayo muy cerca y se fue la luz en Mongla durante el resto de la noche. Si la cosa estaba ya apagada de por si ahora quedo muerta. El "red light district" se quedo sin "light". Intenté encontrar algún garito de juego funcionando pero lo único que encontré fue un par de mesas donde la gente perdía su dinero a los dados. Todo muy triste y muy cutre. El gran casino de la calle principal estaba cerrado, las calles vacías....por designios de Pekin, era la temporada baja. Di una vuelta con la esperanza de tropezarme con la comisión flagrante de alguna perversión, pero nada. Lo mas manifiestamente perverso que encontré fue la tele de mi habitación que, por la noche, solo ofrecía pelis guarras.
Al día siguiente volví a Kengtung y al otro tenía que salir pitando hacia Tailandia antes de que expirase mi visado. Parecía pan comido, pero no fue así.
Había preguntado en varios sitios si el puesto fronterizo con Tailandia en Tachileik estaba abierto. En el hotel, a la policía de inmigración de Mandalay, en varios controles de carretera en el camino. Todos dijeron que sí. Así tenia que ser porque me estaba quedando sin dinero y dependía de los cajeros tailandeses para seguir el viaje (en Myanmar no hay cajeros ni bancos operativos). Llegue a Tachileik y me tranquilizó ver un montón de extranjeros por las calles. Después de muchos días sin ver guiris, esta ciudad estaba llena. Son turistas que cruzan desde Tailandia para un día (o 10 minutos) y así obtener un mes de visado en su reentrada en Tailandia. También en Tachileik podías preguntar a la gente en la calle: "Tailandia?" y te señalaban con el dedo en dirección al puente sobre el rió - con la anchura de una acequia- que separa los dos países.
Crucé el puente sin problemas, llegue al lado Tai, rellené los formularios de inmigración, hice mi cola de entrada y al llegar al control de pasaportes empezó la pesadilla. Los tais no me dejaban entrar porque no tenía el tampón de salida de Birmania. Nadie me había parado en el lado Birmano del puente. Pensé que era un error bananero de los birmanos y volví a que me pusieran en cuño de salida. Chupao!
Llegué a la oficina siniestra de turno donde un señor me dio las malas noticias:
-El cruce está cerrado.
-Y todos esos extranjeros que andan de arriba abajo?
-Está abierto para los que entran y salen por este cruce, pero tu te tienes que volver a Yangon o Mandalay y volar fuera del país.
-Que!!!???
Era mi ultimo día de visado. Estaba en el culo remoto del país y no me quedaba dinero ni para llegar a Mandalay, mucho menos para volar al extranjero... Por supuesto lo primero que pensé es que era victima de algún tipo de trampa-extorsión del funcionario. Este también llevaba demasiados anillos y rubíes como para ser un honrado guardafronteras. Durante media hora me fui a llamar a agencias de viajes de Mandalay, a hablar con el lado Tai de la frontera para que me dejasen pasar...nada. Por lo menos confirme que la frontera estaba realmente cerrada y que no era un montaje. Al final se cansaron de mi hasta los tais y me mandaron de mala manera para el lado birmano del puente. No era su problema hasta que no hubiese abandonado legalmente Birmania. Intenté sutilmente llegar a algún "apaño" con el de los anillos de oro, pero no coló. Estábamos en vía muerta. Eché la mano al bolsillo, saque el puñado de moneda birmana que me quedaba y le dije: "Como quiere que vuele a Mandalay y fuera del país?. No tengo dinero ni forma de conseguirlo". Entonces empezó la parte surrealista del asunto. En los 10 días que llevaba cerrada la frontera no era el primero que se encontraba en esa situación. Para arreglarlo tenían un apaño con una agencia de viajes y los guardafronteras Tais para dejarte entrar a su país a sacar dinero. Y eso hicimos. No conseguí entrar legalmente en Tailandia, pero he estado en Tailandia, aunque solo sea 15 minutos. Fue lo que tardé en cruzar, llegar a un cajero, sacar bath, cambiarlo en dólares, entrar a un seven eleven a comprar algo de comida del tipo que llevaba un mes sin ver y volver a Birmania. Tras 15 minutos ilegalmente (alegalmente más bien) en Tailandia y ya tenia dinero para pasar por el absurdo aro de la burocracia birmana.
Pasé la noche en Tachileik. Mi habitación tenia un balcón que daba a la acequia-frontera. El otra lado estaba a apenas 3 metros. Podría haber cruzado de un salto a la casa tailandesa de enfrente. Podría haber andado al otro lado mojándome tan solo el tobillo. Desde luego hacer contrabando aquí no era ningún misterio. Podía oír y ver a la gente en la calle tailandesa a pocos metros, pero no podía pasar. El absurdo de las fronteras elevado al máximo exponente.
Durante los dos días siguientes estuve en una carrera contrarreloj para salir del país. Volver a Kengtung, volar corriendo a Mandalay y volar corriendo a Kunming en China. Salí con retraso de un día y me lo hicieron pagar los mismos funcionarios ineptos de inmigración que me habían dado las informaciones erróneas por las que llegué a cometer el retraso. Cuando me quejaba de la injusticia de la situación se reían y me decían que, si quería, podía no pagar y quedarme en el aeropuerto. Bananero hasta el ultimo minuto.
Que lastima de país. La gente común más adorable que me he encontrado en mis viajes viviendo en continuo miedo y miseria por culpa de los dirigentes más corruptos, opresores y represores del continente. Curiosamente nadie hace gran cosa en occidente. Todos sabemos de Afganistan, de Iran de Corea del Norte, pero quién se acuerda del pobre pueblo Birmano que lleva 40 años viviendo en dictadura?
6 comentarios
Jordan retro 4 -
alejandra patricia ramirez loya -
emilia -
Alf -
te deseo suerte y que todo te vaya bien, alla en el lejano oriente.
No he visto fotos de la India, no te la pierdas...es única (como tantos sitios, pero la India más).
salut
Cecilia -
Ya sabes que soy una de tus lectoras fieles (y leo hasta las partes del transporte, jaja... ya sabes que entiendo perfectamente tus histerismos en ese sentido ;))
Besitos,
Ceci
IxcheL -
Saludos.