Inundaciones
Myanmar -- Yangon - Mandalay (10/10/2006)
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Desde que me quede solo todo lo que podía torcerse a nivel logístico se ha torcido. Aquel día escribí las ultimas 3 entradas de corre prisas porque tenía que salir pitando a coger el autobús que me llevase a Mandalay, de donde tenia que seguir camino hacia Mytikyna en el extremo norte del país. Eso pensaba yo. Al llegar al albergue el recepcionista me dijo con una sonrisa: te quedas aquí esta noche. Las recientes inundaciones habían tirado un puente y todo el trafico hacia el norte estaba cortado. Ufff! Y los trenes? Mas de lo mismo. Ufff!
Como mi objetivo no era Mandalay sino Mitykyna decidí buscar vuelos, pero eso es otro jaleo. Para empezar nada es fijo. Al parecer los horarios y fechas de vuelo cambian según le convenga a los planes de vacaciones del general de turno. Nada esta informatizado. He visto las hojas de reserves de las agencias y son un folio guarrupedo. Los billetes los rellenan a mano .... Tu única vía de conseguir información es tu hotel, que llama a posibles fuentes y te cuenta lo que le dicen, que nunca es coherente. Hacen lo que pueden llamando por teléfono aquí y allá, pero ni siquiera el teléfono funciona la mitad de las veces. Es desesperante. Nadie me sabia decir si el primer vuelo a Mitykyna sería el jueves o el viernes, ni si habría plazas...
Las circunstancias me habían dejado atascado en Yangon que, al menos, es un lugar interesante para pasear mientras intentas ver como salir de el.
Lo mejor de Yangon es perderse por las calles del centro. La casas coloniales están en su mayoría decrepitas pero elegantes. Las fachadas pintadas en colores pastel se caen a cachos y sobre ellas crecen plantas y musgo. Parecen jardines verticales. Creo que en este clima podrían crecer plantas asta en el capó de un coche. En los balcones y ventanas siempre hay ropas secando y caras curiosas. La gente que te tropiezas es de lo mas variopinto. Hindúes con turbante, hindúes con gorro musulmán, birmanos, mestizos, mujeres veladas hasta alas cejas, mujeres con el ombligo al aire. Muchas de las calles más estrechas concentran algún gremio: una calle de impresores, otra de electricistas... Todo tiene una pinta añosa...sus prensas, sus motores, sus interruptores... En realidad eso es general a todos los ámbitos de la vida diaria. Los pobres birmanos intentan llevar una vida del 2006 pero están atados a tecnologías del 1960. Por aquí y allá se oye el tak tak de las máquinas de escribir, los autobuses urbanos son como los de las películas de época, los coches particulares son reliquias de 8ª mano del Japón, triciclos a pedales sirven grandes bloques de hielo a los cafés y restaurantes para refrigerar los alimentos...Algunos visionarios han lanzado negocios con pretensiones de modernidad extrajera como un restaurante tipo KFC pero no cuela. En vez del típico mostrador informatizado y con micro hay una dependienta que escribe tu pedido en un papel guarro que luego pincha en un clavo. A veces, como cuando quieres saber si hay vuelos o no, esta anticuadez es desesperante pero, otras muchas, le da al país un encanto especial.
Una de las cosas más chocantes en Yangon es la cantidad de religiones que conviven aparentemente sin problemas. Por aquí y por allá se ven minaretes de mezquitas, estupas budistas, recargados templos indures, un montón de iglesias cristianas de todas las variantes...hay incluso una sinagoga y una iglesia Armenia!
A todo esto nadie me había confirmado mi vuelo o no vuelo a Mytikyna a si que, después de dos días de espera decidí que ya estaba bien de incertidumbre y me compre un billete a Mandalay, que era solo la mitad del camino, pero al menos sabia cierto que volaría. En teoría desde Mandalay podría seguir en tren, barco autobús o lo que fuese....Me quede tranquilo de momento, no me imaginaba que quedaba lo mejor.
El miércoles por la mañana me levante a las 4 para estar a las 5:30 en el aeropuerto. El vuelo, como no, tenia retraso. A las 7, cuando estábamos a punto de despegar viene una señora a explicarme que les acaban de informar que las inundaciones han cortado el aeropuerto de Manadalay del centro ciudad. Si quiero puedo volar pero no me garantizan que sea posible salir del aeropuerto. Si quiero me devuelven el dinero y si quiero puedo esperar a ver sise aclara la situación y coger el vuelo siguiente. Espero, pero nada se aclara así que decido que lo mejor es salir para Mandalay y ya se verá. Desde el aire la cosa no tiene buena pinta. Todos los alrededores de Mandalay parecen un mar marrón con tejados y copas de árboles saliendo del agua. Ufff.
En tierra la terminal esta vacía y a oscuras. Ni taxistas, ni viajeros, ni nadie. Al cabo de un rato viene alguien a explicarnos que nos van a evacuar al centro con camiones militares dentro de un "momento". El momento dura 3 horas más. Son las 2 de la tarde y estamos allí tirados sin comer. Al parecer además de agua alta, hay un puente que se tambalea en el camino. Uffff Ufffff.
Por fin llegan los camiones. Algunas personas llevan esperando desde las 8 de la mañana pero una treintena de chinos que acaban de aterrizar desde Kungmin se abalanza sobre el primer camión como solo ellos saben hacer y lo ocupan casi entero. Apretando consigo subirme en el primero. Somos unas 50 personas en un camión descubierto con pinta de haber sobrevivido a la segunda Guerra mundial. Tenemos el espacio justo para estar de pie y apretados. Pega el sol del trópico sobre nuestras apretadas cabezas. Llegamos a las primeras aguas pero no cruzamos. Hay un puente que esta frágil. Los militares se pasan una hora montando una radio y pidiendo ordenes a los superiores. Supongo que el marrón que les caería si se les lleva la corriente un camión lleno de guiris y chinos sería de campeonato. Aprovecho la pausa para irme al segundo camión que esta menos hacinado. Gran idea. Empezamos a meternos en el agua marrón. No es agua estancada sino un rió que pasa por encima de lo que fue la carretera. El chofer sabe donde va gracias a los árboles que bordeaban el camino porque el asfalto esta bien sumergido bajo un metro de agua. Los chinos, que nunca han sido demasiado buenos valorando el riesgo, empiezan a pasárselo en grande con la aventura. Cuando empieza a caer la tarde llegamos a las primeras zonas pobladas. Las casas -mas bien chamizos- están de agua hasta el techo y la gente se ha mudado a las partes secas de carretera. A pesar de su situación la mayoría se ríe y nos saludan al pasar. Los críos se parten de risa. Supongo que no todos los días se puede ver a un a banda de guiris en el remolque de un camión del ejercito con cara de vacas camino del matadero. La verdad es que algunos están especialmente fuera de lugar, como una señora de mediana edad que venia a Mandalay por negocios con su traje y su maletín. Me temo que no llego a tiempo. Empieza a haber trafico de motos, vacas, carros... todos con el agua a media rueda. Se hace de noche y empiezo a reconocer alrededores de la ciudad. Al final, polvorientos y con el culo roto de saltar en el suelo del remolque llegamos al centro. El "taxi" del aeropuerto ha tardado más de 4 horas. En total me ha costado 80 dólares y15 horas "volar" entre dos ciudades que están a 12 horas y 7 dólares de autobús. En fin.
Al menos una vez en Mandalay podré seguir camino hacia el norte, eso espero!
Pero tampoco!!!
Cuando por fin llegué a un hotel y pregunté por los trenes del día siguiente hacia Mytykina....? Cortados. Las carreteras? Cortadas.....Noooooo! Otra vez atascado y sin información.
A la mañana siguiente se me ocurrió ir a la estación para enterarme de que pasaba en persona y cual fue mi sorpresa cuando me dijeron que había trenes y plazas. No en litera pero era mucho mejor que nada.
4 comentarios
jordi -
Ya tengo ganas de que sea el año que viene.
Gracias
beatriz elena garza fernandez -
paulina -
MARIA -
LOS TRENES NO LLEGAN, LOS AVIONES CON RETRASO ETC. ETC.