De ninguna parte a ninguna parte
China - Guizhou - Guiyang / Kaili (04/12/2006)
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No puedo resistirme a empezar con un poco de auto bombo. ¡¡Viajeporasia ha salido en El País!! Nada menos! Apareció como blog invitado el 1 de enero. Mira!
Ahora, a lo que toca. Al viaje!
En muchas ocasiones, mientras cubría algún largo trayecto a través de China, he atravesado lugares donde me hubiera gustado hacer un alto. Por desgracia el tren o el barco de turno no estaban a mis órdenes. Eran paisajes y pueblos totalmente anónimos que conservan la arquitectura y el aire de la China tradicional. Me pasó cruzando China de Urumqi a Chongqing, también bajando por el Yangtse, de camino a Dunghuang....en todas partes. Son pueblecitos o aldeas sin ningún monumento especial, demasiado pequeños para salir en los mapas, no lo suficientemente espectaculares como para atraer la atención de ninguna industria turística y precisamente por eso; auténticos y preservados.
China esta llena de ciudades construidas sobre el mismo plan urbanístico, con las mismas avenidas demasiado anchas y las mismas casas cuadradas horribles cubiertas de azulejos de aseo. Aun así, aquí y allá, en zonas lo suficientemente pobres como para que sus habitantes no se puedan permitir -todavía- el hormigón, hay pueblos con encanto. Son estampas que evocan las imágenes que uno se hace de China desde Europa: oscuros tejados curvos, casas de madera, arroyos, verdes arrozales, niños con vacas...
Estos sitios, pobres y perdidos, son la fuente inagotable de emigrantes que van a las ciudades a buscarse la vida. Desde que empecé con el reportaje "albañiles de Pekín" tenía ganas de ir en busca de sus orígenes y ver a esa gente en su contexto.
Por otro lado, viviendo en Pekin, uno tiende a olvidarse de que el 70% de los chinos son población rural y mucho más pobres que en las ciudades... No viene mal ir a conocer una realidad que es representativa de la mayoría del país.
En junio, al principio del "viaje por Asia", atravesé Hunan y Guizhou de camino a Kunming. Desde el tren veía por todos lados paisajes de "campo autentico". Son dos de las provincias menos turísticas del país, dos provincias en las que yo tampoco había estado nunca. Me había quedado con las ganas y ahora era la ocasión.
Bueno, pues por todo eso y porque parece ser que en enero volveré a la dura vida de currante... decidí a usar mis ultimas semanas de libertad en China para dar una vuelta por el sur profundo. Un viaje entre las capitales de Guiyang y Hunan, de ninguna parte a ninguna parte a través de ninguna parte. El objetivo era llegar a los sitios anónimos donde nunca llego con los trenes de largo recorrido, parar en el medio, saltar en marcha .... Suena fácil, pero resultó no serlo.
El viaje empezó en Guiyang, una ciudad de 3 millones de habitantes en medio de las montañas de Guizhou. No es un mal sitio para pasar el día a pesar de no tener nada especial. Las calles empinadas, un río que fluye (no como en Pekín), varios parques, un estatuón de Mao.... dan para un paseo agradable.
Estaba viajando con mi vieja guía del 2001. Cinco anos de desfase son un problema en cualquier lugar, pero cinco años en China equivalen a quince o veinte años en Europa. La lectura solo me sirvió para llevarme sorpresas y alucinar con los cambios ocurridos entre lo escrito y lo que veía. La lista de hoteles no me cansaba ni en leerla. Ninguno sigue en el mismo sitio y lo que fueron "moquetas limpias de una nueva pension" hace mucho que dejaron de serlo. Mi técnica es explicarle al taxista el tipo de sitio que quiero y dejarme llevar. Otro tanto hago para encontrar lo que ando buscando.
Según mi guía apócrifa, Guiyang es "una mezcla de pueblo y ciudad; de casas de madera y hormigón", pero eso era en 2001. De las casas de madera, como me confirmaron varios taxistas, no queda ni rastro. La capital no está nada mal para ser una provincia de las más pobres del país. La concentración de rascacielos y apartamentos para ricos está al nivel de cualquier otra mega urbe. Otro tanto se puede decir de Mc Donalds, los coches, la gente....no son tan diferentes de lo que se encuentra en Pekín.
Una seña de identidad bastante toca pelotas de Guiyang son los cruces subterráneos. Para luchar con las eternas peloteras que forman el trafico y los peatones chinos, han decidido tomar una mediada drástica. Todos los pasos de peatones son subterráneos. Debajo de cada intersección importante han creado un pequeño laberinto lleno de tiendas por el que se puede cruzar y de paso comprar la cena. El sistema no solo es malo por el coñazo que supone andar bajando y subiendo escaleras cada dos pro tres; lo peor no es eso. Para alguien con tan pobre sentido de la orientación como yo, lo de laberinto no es una metáfora. Cada vez que entraba en el subsuelo me encontraba con una oferta de 3 corredores a elegir. Después se cruzaban bifurcaban y yo terminaba indefectiblemente emergiendo en la esquina opuesta a la que yo quería. Y vuelta a empezar.
Después de visitar Guiyang me lancé a la exploración de lo anónimo. Desde el avión, al aterrizar, había visto que no lejos de Guiyang abundaban los valles y los pueblitos. Desde el aire se veía claramente una red de aldeas, ríos, montañas y senderos. No debería ser demasiado difícil salir del centro y perderse por allí, o si?
Mi intención era coger un taxi para el día y salir de la ciudad. Para mi la idea estaba clara: alejarse del centro y tirar por caminos cada vez más secundarios, pero claro, esa idea tenia que entrar en la cabeza del chofer. Ahí nos topamos con la dura realidad. Para poner las cosas un poco en contexto debería empezar explicando lo que se debe y no se debe esperar de las capacidades cognitivas de un taxista chino. En Pekín, por ejemplo, basta pedir que se te llevé a un sitio pasando por un segundo para que el conductor entre en cortocircuito. Todavía no he encontrado un conductor capaz de entender que un mapa es una representación geométrica de la realidad. Ellos conducen siguiendo una serie de puntos conocidos que se conectan pero no necesariamente siguiendo el camino más "logico"... digamos que la percepción del espacio es muy distinta. Luego estaba el problema de hacerle entender el fin del viaje: que quería ir a "ningún sitio" no necesariamente uno concreto, sino un estilo... Demasiado pedir. Después de un par de intentos kafkaianos de hacer llegar la idea opte por un plan B. Puesto que no parecían capaces de entender que simplemente quería ir al campo, les pedí una lista de sitios turísticos con la esperanza de que uno de ellos estuviese lo suficientemente lejos como para cruzar algo de interés en el camino. Ahora sí! Un turista tiene que ir a ver un sitio turístico. Ahí ya empezábamos a entendernos.
Elegí una supuesta "ciudad antigua" amurallada que estaba a 30 km de la capital. Cuando ya estábamos en marcha le explique que quizá hiciésemos algún desvío en el camino, pero no hizo falta. Los 30 km fueron siguiendo un vía importante y todo que veíamos en los alrededores era una prolongación del paisaje urbano. Los pueblos de hormigón enlazaban unos con otros hasta que llegamos a destino. La ciudad antigua no estaba mal pero había pasado bajo el rodillo de la industria turística china: ticket office, puestos de souvenir en lo que fueron casas tradicionales, chiringuito para hacerse fotos disfrazados de emperador sobre las murallas. Puro kistch. Intenté seguir a pie hasta el pueblo siguiente, pero no llegué muy lejos. El primer día de exploración había salido un poco rana.
Después de Guiyang me dirigí a Kaili. Una ciudad mediana en mi camino hacia Hunan y en medio de ninguna parte. Kaili esta rodeada de aldeas de varias minorías étnicas en una zona montañosa. Los alrededores de la ciudad eran un atractivo en si aunque esta vez no iba en busca de minorías. Mi idea era intentar otra técnica para llegar a "ninguna parte" en el camino. Según la vieja guía, la carretera a Kaili era un largo patatal y el trayecto llevaba entre 5 y 10 horas de bus. Mi plan era bajarme del bus a medio camino cuando parásemos cerca de algún pueblecito. Después de dar una vuelta por allí seguiría camino en el bus siguiente o el día después. De nuevo, sorpresa! El patatal había sido mejorado hasta la categoría de autopista. El trayecto duro 2 horas y no hubo paradas! En China se para siempre, SIEMPRE! a coger gente en cualquier sitio. Son una de las pesadillas de cualquier viaje por carretera! Pues tuve la suerte de hacer el primer trayecto civilizado en mucho años. Hay muchas carreteras de primera donde uno puede encontrarse con el carro de turno, unas vacas o unos señores secando la cosecha sobre el firme. En esta no. Esta era una autopista en toda regla con sus túneles, sus puentes y su vallas de seguridad. Fue una pena porque lo que íbamos pasando era perfecto. Valles y más valles, un río después de otro y aldeas de lo más autentico aquí y allá. Lastima de coche propio!
Kaili resulto ser una sucesión de bloques de hormigón a cual más feo. Gris, sucia, lluviosa y deprimente. Mi esperanza eran los alrededores. A la mañana siguiente intenté la técnica del taxi otra vez. Opté directamente por dar al chofer una dirección clara y concreta. Había preguntado en la recepción del hotel por varios pueblos de los alrededores y nos dirigimos a uno. El paisaje era perfecto, la carretera llena de curvas se metía entre las montañas y de pronto.... Atasco! Un coche (que había adelantado a lo "vidente" en una curva sin visibilidad) se había estampado de frente contra un camión y la carretera estaba cortada. El coche estaba medio fuera de un barranco y no se podía mover. El camión también tenía la dirección reventada y aquello tenía pinta de ir para largo. Así fue. Pasamos un par de horas parados esperando a que llegase la policía, una gran grúa, a que levantasen el coche etc. Toda la gente de los coches y autobuses se apeó y estuvieron haciendo corros como solo en China se hace. No estuvo mal porque fue una ocasión de ver a la gente de los pueblos cercanos y a los que iban o venían de Kaili.
Al cabo de un par de horas de circo seguimos hacia destino. El paisaje era impresionante y nos encontrábamos con pueblos cada poco tiempo. Todos eran de minorías Miao y otras. Yo andaba buscando la china Han profunda, pero aquello tampoco estaba nada mal. El pueblo de destino también era Miao. Estaba encaramado en una colina junto a un gran río. Era realmente bonito. No había ningún turista a la vista, extraño. Recorrí el pueblo de arriba abajo con la intención -ingenua- de que eso bastaría para llamar la atención y generar la ocasión de pegar la hebra con alguien e invitarme a su casa a conocer la familia o tomar un té, pero no pasó. No debía ser tan llamativo como yo me creía. Cuando ya estaba yéndome de allí se montó revuelo en la plaza. Un montón de mujeres con el traje tradicional Miao empezaron a congregarse. Pensaba "que casualidad!, he pillado alguna festividad local!". Pero no. En pocos minutos llegó a la plaza una manada de turistas chinos que había llegado en autobús. Todo aquel tinglado lo habían montado a posta para ellos. Me pareció el momento adecuado para irme.
Después de Kaili seguí camino en tren hasta Huaihua, la siguiente parada en el camino hacia Hunan y un agujero todavía mayor que Kaili.
6 comentarios
luisa fernanda mesa zapata -
césar -
Yo conozco mucho America, y algo Africa. Asia sólo la India.
Oye es bonito tu blog y tienes dotes literarias. Te felicito pues transmite bien lo que uno va viendo y sintiendo en un viaje.Mi correo electrónico es arroznegro@hotmail.com
javier -
Alba Cantón -
yo mientras, seguiré leyendote tus andanzas...
Juanjo -
Chin Sichuanes -