Blogia
De viaje por Asia - Cronicas - Fotos - Relatos - - Siberia | China | Laos | Vietnam | Myanmar

SIBERIA

Siberia con calorcito

Siberia - Lesosibirsk - Krasnoyarsk (07 - 2008)
Todas las fotos del viaje  aqui

Siguiendo con los artículos cortos y con retraso aquí van algunas fotillos de lo que fueron unas cortas vacaciones por Rusia en julio del 2008.

Mi anterior visita a Siberia fue en Mayo y la cosa cambia a mejor con el calor. Una metamorfosis. Donde antes había icebergs ahora hay miles de troncos. Los pescadores han cambiado el hielo por la madera pero siguen pescando en el río.

                                                                                                                        .

                                                                                                                                                                                      .

                                                                                                                                                                                   .

 

 

 

 

 

Los que se tiraban en la tarzanka deben haberse dado cuenta de que es peligroso (al parecer un borracho se despeño y se mato hace poco) y se han ido a jugar al agua.

 

 

 

 

 

No hay mucho que hacer a parte de mirar el río y coger fresas, lo cual es bastante desestresante. Los días duran muchísimo. No hace calor (ni frío) y el cielo esta limpio de verdad. Viniendo de Pekín la polvorienta, se agradece.

Además de Lesosibirsk, estuvimos en la capital (Krasnoyarsk) en un resort de esquí convertido en parque de verano y en una reserva natural con unos picos impresionantes.

Otro afición local es escalar los picos a pelo y hacer picnics en las cimas. A juzgar por la lista de caídos en acción que hay a la puerta del parque, comer y beber en las alturas debe tener sus riesgos.

Vladivostoc con retraso

Todas las fotos de Siberia AQUI

En Irkutsk empezaba mi viaje transiberiano en solitario. La siguiente parada hacia el este: Ulan Ude, en la orilla opuesta de Baikal, a solo 8 horas. El tramo entre Irkutsk y Ulan Ude es espectacular porque discurre por la orilla del lago. Era una segunda oportunidad de disfrutar del paisaje, aunque fuese por la ventanilla del tren. Normalmente he intentado coger trenes de noche para ahors de llrar en hoteles y tiempo de viaje, pero en este caso lo cogí al amanecer. Antes de llegar al lago quedaban un par de horas de taiga que pensaba aprovechar para dar una cabezada y reponerme del madrugón, por desgracia, uno de mis compañeros de compartimento, el pequeño Nikita de 3 años, ya había dado la noche por concluida. Su abuela hizo lo que pudo pero los críos son críos. Nada. Las 3 o 4 horas de viaje junto al lago son las mas espectaculares de todo el transiberiano. A un lado tienes montañas muy altas con picos nevados y al otro el agua esmeralda salteada con placas de hielo en fundiéndose y pueblecillo de pescadores en la orilla. Llegamos a Ulan Ude, la capital de Buratia. Los burats son los pobladores originales de esta parte de Siberia y la colonización no los extermino ni mucho menos. Son el 50 % de la población. Físicamente son igual que los mongoles, de hecho, en ese punto del camino estábamos a pocos km de la frontera mogola. La vegetación de los alrededores se parecía mas a la que vi entorno al lago blanco de Mongolia que a la taiga que llevaba días atravesando. Sin embargo la lengua y las costumbres son rusos casi 100%. La gente se mezcla bien y por la calle se ven grupos de amigos o parejas mixtas. Aunque los burats estén asimilados en la cultura, la tradición mongola debe influir de alguna forma. La ciudad es más relajada, va a otro ritmo que las otras ciudades que he visitado. La gente sonríe más (los rusos en general tienen un rictus bastante tieso) he incluso me gritaron un par de "Hello, hello" inauditos hasta la fecha en Rusia.
En Ulan Ude probé un nuevo tipo de alojamiento: el hotel soviético. A pesar de los 15 anos pasados desde el fin del régimen anterior, creo que mi hotel debía tener exactamente la misma pinta que el día que lo acabaron. No tenia nada malo en si mismo. No estaba sucio, ni demasiado viejo....simplemente era gris, triste...soviético. Se notaba que no lo construyeron para agradar, ni para alegrarte las vacaciones, sino para que pudieses dormir. Punto. Los años no le han quitado esa grisez de encima. En cualquier caso, fur interesante.

La principal atracción de Ulan Ude es su gente y el ambiente, diferente del resto de Siberia. A parte de eso están las ya habituales casas de madera, la zona histórica, un cabezón gigantesco de Lenin, un montón de teatros y salas de conciertos y lo mejor, un museo etológico.
En un claro del bosque de los alrededores han rescatado ejemplos de casas antiguas de campesinos, aristócratas, pescadores, cazadores....las han conservado por fuera y dentro se pueden ver los artilugios, ropas, herramientas de la época. Estaría realmente bien si las señoras que lo "vigilan" no cerrasen la mitad de las casas para ir a echarse la siesta. siendo prácticamente el único visitante no tenia mucho poder de presión para sacarlas de su letargo que digamos.
Después de un par de días bastante tranquilos en Ulan Ude tocaba prepararse para el último tramo de tren hasta Vladivsostoc, 60 y pico horas. Tres noches y dos días. Fui a aprovisionarme de víveres a un mercado local, pero cometí el error de hacer las compras con el estomago vacío. Pasa lo mismo cuando vas a un restaurante en china muerto de hambre, pides como si tu estomago no tuviese fondo. En fin. Acabé cargado con tres bolsas de comida que por supuesto no fui capaz de terminar.
El transiberiano no es un tren, son muchos comenzando en sitios tan al oeste como Ucrania y terminando en otros muchos sitios hacia el este, el mas lejano Vladivostok, en el Pacífico. Lo que si es único (si no contamos algunas ramificaciones) es la vía por la que circulan este-oeste. No existe un "billete" para el transiberiano. Cada trayecto lo haces con un billete diferente en un tren distinto yendo de un A a un B. Como Ulan Ude está más o menos en el centro de Rusia, las opciones son muchas todos los días en ambos sentidos. Yo cogí un Novosibirsk-Vladivostoc. En el punto donde me subí, llevaba 2 días rodando y todavía quedaban 3 para Vladivostok. El trayecto Moscu Vladivostoc son 7 días y desde ucrania deben ser 8. Una paliza, vamos. En el trayecto se cruzan 7 franjas horarias y para evitar chocho con las horas en los billetes todo se refiere al tiempo de Moscú. En tu billete pone las 08:20 pero eso significa las 13:20 si estas en Irkutsk o las 16:20 si estas en el extremo este. Es gracioso que en las estaciones los relojes siempre marcan el tiempo de Moscú, que es el que viene en los billetes, en vez del local. En realidad es lo mas sencillo y lo único sensato cuando el país es tan grande.

No todo el mundo se pega 7 días en el tren, la mayoría hace tramos parciales. Aun así, un par de días son suficientes para aburrir al mas pintado. Para mi, en tanto que guiri, está el aliciente del paisaje, el regustillo de la aventura; pero para los rusos es simplemente un lago e interminable coñazo. Todos los rusos que conozco me han mirado con cara de "tu estás tonto!" cuando les he dicho que quería ir hasta Vladivostoc en vez de volar de vuelta a Pekín. Masoquismo turístico, ea!. Los vagones, un poco viejos, pero limpios y arreglados, están divididos en compartimentos de 4 literas. Cada vagón tiene un par de revisores (90% de las veces son revisoras) que son las que cortan el bacalao. Te despiertan cuando llega tu estación, te dan (y te quitan) las sabanas, mantienen el samovar lleno y los baños limpios en la mediad de lo posible. Tienen unas formas un poco marciales pero no se les puede echar en cara. Estas señoras, aunque se turnen, se hacen los trayectos de pe a pa y eso es una paliza importante. Imaginad por un momento el tipo de peinados antibalas que deben de hacerse para aguantar un trayecto así, sin ducha! Tampoco son especialmente aficionadas a respetar la obligatoriedad del uniforme. Muchas se visten cómodo, de andar por casa, con una bata o una camiseta larga, todo muy suelto….pero claro, entonces como sabes que es la revisora? Un par de veces me ha pasado nada más subirme al tren que una señora (en chándal o similar) me empieza a decir cosas que no entiendo y al cabo de un rato descubro que es la revisora que me pide el billete. Creo que teniendo a su jefe a 3000 km de distancia sienten demasiado el miedo al despido. Recuerdo que un día discutía con alguien si es discriminatorio exigir a un empleado tener unas determinadas medidas....en este caso, lo siento, pero debería ser imperativo. Cuando me cansaba de mi litera me iba a las asientos del pasillo a leer. Había una revisora entrada en carnes que se abría paso sin muchos miramientos. Cada vez que recorría el vagón y llegaba a mi lado tenía que saltar contra la pared en posición de voy a ser cacheado o morir aplastado por la tromba de culo que circulaba a toda velocidad.
Otras de las atribuciones de las revisoras -maldita la hora en que se la dieron- es la de poner la música del vagón. Durante los tres días de este último tramo nos torturaron con dos cintas. La primera, un horror escapado del averno del olvido de los 80: Rick Asley, Sabrina. CC Catch... y la segunda, los grandes éxitos del techo de 1996. Lo sé porque en su día los baile todos sobre la tarima de Scape Bar Almansa.....pero ya no tengo edad.

En el tramo hasta Vladivostok me tocó un buen par de elementos como compañeros de viaje. Eugeni, padre, ferroviario cincuentón y Valery, hijo, paraca del ejercito del aire. Tenían un aspecto bastante lumpen. Probablemente viajaban en esta categoría gratis por sus respectivos trabajos. El material de lectura que se habían traído incluía crucigramas y “Mir Criminal” (mundo criminal), una especie de prensa amarilla con tanta sangre como tetas y culos. La cuarta en discordia era una señora de unos 70 años que me pregunto unas 20 veces como decir hola en español, pero que siempre me lo decía en francés. En fin. Al principio nos tratábamos todos con mucho cuidado. Yo, en ruso, no tenía mucho que decir, claro. Con el roce nos fuimos soltando y acabamos contándonos media vida con mi phrasebook, libro va libro viene, como un ping pong de palabras. En tres días pasamos de separación estricta de comidas a una especie de picnic colectivo. La señora no participaba mucho. Le ponía pegas a todo menos a los pepinillos en vinagre de Ulan Ude, que le encantaban.
A lo largo de los días el paisaje fue cambiando poco a poco. Una cosa que no cambia en los miles de km que he hecho son la dachas. Una especie de huertos con casa adyacente que todo el mundo tiene en Rusia. Sirven de hobby, de “casa de campo” y de ayuda económica en forma de verduras frescas propias. Hay dachas a lo largo y ancho de toda Rusia. En las ciudades las ventanas de las casas están llenas de plantas de todas clases que la gente cuida al calor de la calefacción a la espera de la primavera.
En medio de los pasillos del tren hay unos carteles pegados con la lista de paradas y la gente se pasa el día haciendo viajes para averiguar cuando toco la próxima. En la mayoría de las estaciones la parada es tan corta que no se puede bajar, pero unas 3 o 4 al día son de media hora y el tren se vacía sobre los andenes. La gente fuma, habla, compra comida de las babushcas que hacen negocio en la estación. La verdad es que se agradecen. Intenté leer despacio para estirar el par de libros que llevaba, pero a mitad del segundo día me había acabado todas las lecturas. No me quedo más remedio que dedicarme a mirar el paisaje un día y medio más. Es parte de la gracia del viaje.
Finalmente llegamos a Vladivostok. Si Irkutsk es el París de Siberia, a Vladivostok le han encontrado dos parecidos razonables: San Francisco y Estambul. Lo primero viene por estar junto al Pacífico y por tener calles empinadas con tranvías que suben y bajan, lo segundo porque está en una península con la misma forma que el Cuerno de Oro de Estambul y hasta le han copiado el nombre!
En Vladivostok me aloje en un hotel que se llamaba Moriak, lo que resulto significar “marinero”. Haciendo honor a su nombre, como compañero de habitación me toco un fornido hombre de mar que se embarcaba al día siguiente para 6 meses en un pesquero. Suena mal, pero sería mucho peor si el marino acabase de volver a puerto después de 6 meses en alta mar, no?
La ciudad tiene mucho encanto. Estar al lado del mar en una península montañosa ayuda. Hay muchas casas antiguas, calles en cuesta, tranvías, un puerto lleno de barcos de guerra, marineros de uniforme….Todos los coches que circulan por la calle son de segunda mano importados de Japón. La gente los prefiere a los coches rusos nuevos. No se como se aclaran con el volanta a la derecha, pero ellos sabrán. En el resto de Siberia también hay muchos coches japoneses y al parecer la gente viene a Vladivostok en tren, los compra y los conduce de vuelta tropocientos mil kilometros hacia el oeste. Lo más cachondo es que aunque el tren lleva construido 100 años, la carretera transiberiano aun no la han acabado (ni piensan) y hay un tramo de 3000 km sin asfaltar!! No me puedo imaginar lo que debe ser pegarse 10 días conduciendo en medio de la nada por un camino de cabras…vaya moral!
Estando en Valdivostok tuve un par de momentos surrealistas. El primer día me encontré por pura casualidad, para asombro mío y de ellas, con un par de monjas españolas! La cosa fue del tipo: “y tu que haces aquí?”, “pues anda que vosotras!” . Ver para creer. Estaban allí desde hacia años intentando “repoblar” espiritualmente la atea Rusia. Al parecer no va mal la cosa. El segundo momento llegó en mi último día. De repente y por arte de magia todo Vladivostok se llenó de mozas en sus 17, vestidas con una especie de uniforme de colegialas, con delantalcito blanco, coletas y una falda demasiado corta. Estaban por todas partes. Fuera por donde fuera veía grupos de mozas vestidas de esa guisa. Resulto ser el día de la “graduación”del instituto. Un día de fiesta. Yo ya había visto unos días antes la graduación de la escuela maternal, pero lo curioso es que el uniforme de las mayores era el mismo!!! Incluso la misma talla a juzgar por el largo de las faldas!! Igual estaban reciclando el que habían usado 8 años antes o quizás es que lo corto triunfa realmente en Rusia.
Ese día también descubrí que lo del macro botellón no es patrimonio exclusivo de los españoles. Después de las ceremonias respectivas, todas las mozas y otros tantos mozos (de traje) se juntaron en el paseo marítimo y se dedicaron a beber al sol sentaditos en los bancos. Todo esta inventado.
Asi entre paseos y sorpresas llego el día de volverme para China. El último trayecto, para no romper la racha, también fue en tren. De todos los tramos este fue el más absurdo. Para recorrer 400km necesitamos 36 horas. El tren tuvo que parar a esperar otro convoy 8 horas, en la frontera rusa 6 horas, en la frontera china otras 6….. una pesadilla. En bici lo habría acabado antes! Y así, a paso de tortuga volví a mi querida China donde estoy ahora, un mes después, a puntito de salir de viaje otra vez. Esta vez toca Laos. El visado lo recogí esta mañana y el tren sale dentro de 3 horas hacia Kunming en el Sur de China y de alli toca cruzar jungla hasta la frontera con Laos. Que ganas! Ya iré contando.


Transiberiando

Todas las fotos de Siberia AQUI

Fecha - 17 mayo 2006

Tras de dos semanas de agradable vida semi vegetetiva en Lesososibirsk llego la hora de empezar la vuelta. La idea era parar en los sitios que nos habíamos saltado a la ida: Irkustk y el lago Baikal. Después de repetir a la inversa la gymkhana de 24 horas de buses y trenes llegamos a Irkutsk, el Paris de Siberia. Por que se empeñan en hacer eses tipo de analogías acomplejadas! "los Alpes de América" " El Paris de Siberia" … la mejor sin duda es Suzhou, La "Venecia China". Se nota que el que la rebautizo no habia puesto los pies en Venecia Había salido un día soleado y caluroso. Habíamos pasado de invierno a los 25 grados en unas horas. La gente iba en manga corta por la calle con una sonrisa en la cara. En vista del solazo y por miedo a que volviese a cambiar decidimos dedicar el primer día al lago, que esta a 60 km de la ciudad. Tras varios intentos de regateo frustrados acabamos por aceptar que esto no era China y que los taxis cuestan caros. Al final encontramos uno bien majo que debía tener tantas ganas como nosotros de ir al lago y llegamos a un acuerdo razonable. Con un coche para nosotros, sin las miserias de pasear las mochilotas, una buena emisora de música, las ventanillas abiertas…. parecía que íbamos de playa. Después de los iceberg era casi un milagro. Los alrededores del Baikal son montañosos. No habíamos visto montanas en todo el tiempo y el ir subiendo y bajando la carretera ondulada rodeada de bosques era una novedad. El lago es el MAS en muchas cosas: el mas profundo, la mayor reserva de agua dulce, el mas limpio…. Llegamos a Litsvianka, un pueblecin de pescadores de casas de madera en la orilla del lago. Esta en el punto donde empieza el rió Angara, el único que escapa de Baikal. A pesar de lo enorme que es el lago apenas hay unos cuantos pueblitos de ese tamaño en todas las orillas. Una buena razón para que el agua siga siendo ultra pura y alucinantemente transparente.
Nada mas llegar el taxista paro en el borde, se lavo la cara (una tradición, decía, la verdad es que olía a cerveza) y se pego unos tragos. Salud!
Litsvianka vive de la pesca y de los turistas. Siendo temporada baja no nos costo encontrar una habitación en una casa .Dejamos los trastos, nos informamos de donde escalar en busca de vistas y donde mojarnos los pies y nos fuimos a disfrutar del sol. Desde la orilla se ve la orilla opuesta, a 60 km, con una hilera de montanas nevadas. El agua es tan transparente que dan ganas de saltar. Las ganas se calman a la vista de los iceberg que todavía flotaban aquí y allá. Habíamos recorrido la mitad de las escasas casas del pueblo cuando de repente vimos que una ventisca se acercaba rápido y BAMM! Nos trago la ola de un huracán. De repente toda la arena de la calle estaba volando a 100km por hora, los materiales de construcción de una obra empezaron a volar peligrosamente, las sillas de una terraza saltaban al lago. La gente corría. Un caos. Nos escondimos detrás de un coche, pero cuando vimos que no era una ráfaga, sino una tempestad en toda regla, nos metimos en un bar del puerto. La cosa no tenia visos de parar y no paro. Ahí acabo el disfrute del lago, después de 5 minutos. Con el viento volvió el frió. En una expedición heroica fuera del bar conseguimos comprar pan y Omul ahumado, un pescado delicioso (y eso que yo soy mas bien de carnes) que solo vive en las aguas ultralimpias de Baikal. El omul, la cerveza y el show de objetos volando que veíamos por la ventana fue el resto del disfrute del día.
Cuando se estaba empezando a hacer de noche hicimos una retirada táctica. Llegamos a casa corriendo soñando con una ducha caliente pero la tormenta había cortado el suministro y tuvimos que calentarnos con fuego y hacer una ducha de barreño a la luz de las linternas.
Nos despertamos a las 7 al día siguiente con la esperanza de una mañana soleada antes de volver a Irkustk. Salio el Sol, pero el viento no había parado y hacia un frió de pelotas. Por mucho cielo azul que hubiese pasearse contra el huracán helado tenia poco de divertido. Asi, habiendo visto poco y disfrutado menos el lago, nos volvimos a Irkustk.
Teníamos la esperanza de que el tiempo se suavizase al alejarnos del lago, pero tampoco. Nada mas bajar del minibús arranco una tempestad de nieve. Era el mismo sitio donde 24 horas antes la gente iba en manga corta!!! Encontramos un albergue para mi (Katia volaba a Pekin esa noche) y nos fuimos a explorar Irkustk con mas moral que el Alcoyano. Irkutsk no es Paris ni se le parece, pero eso no significa que no sea una ciudad muy bonita. Queda un centro histórico con un montón de casas señoriales de madera con ventanas de madera esculpida y grandes entradas. Desde la revolución esas casas han sido colectivizadas y repartidas a varias familias. Aunque muchas se caen a cachos siguen teniendo su encanto de otros tiempos. En 1825 hubo en Rusia una primera "revolución" frustrada de aristócratas y burgueses contra los zares. A los que tomaron parte (duques, príncipes, y aristocracia variada), en vez de ejecutarlos, los mandaron sin billete de vuelta a sitios como Irkutsk. Siberia debía ser por entonces algo así como el salvaje oeste americano: recién abierto, a medio de colonizar, poblado por buscadores de oro, cazadores de pieles y demás gentes de formas rusticas. Esa "deportación" explica que sitios tan lejanos, en medio de la nada, como Irkutsk acabaran siendo elegantes y civilizadas ciudades. En fin, basta de rollos históricos. Ahora etnología. Rusia es un país con una variedad étnica alucinante. En los tiempos de la URSS uzbecos, armenios o ucranianos eran todos ciudadanos de un mismo "país" y se movieron por todo el territorio. Las deportaciones forzadas de Estalin también debieron ayudar a la mezcla étnica. En sitios tan remotos como Lesosibirsk, lejos de ser una capital, es fácil encontrar, coreanos, mongoles, azerbaijanos.... todos son rusos, pero todos tienen tradiciones, cocina, apariencia, y a veces idiomas, diferentes. Una buena muestra de eso es el mercado de Irkutsk. Hay hileras de coreanas vendiendo algas y vinagretas extrañas, una hilera de mongolas vendiendo lácteos caseros, una hilera de gitanas vendiendo verduras y mas allá gente con pinta de turcos, que deben ser del Caucaso, vendiendo frutas.
Después de ese día de turismo gélido llegaba la hora de quedarme solo. Buah! Llevaba mas de dos semanas sin tener que ocuparme de interactuar con el entorno. Con el acolchado traductor y explicativo de Katia era un mochilero de lujo. Esa noche, de repente y sin aprendizaje gradual me encontré , plof, en medio de Siberia teniendo que sacarme las castañas del fuego. No es que no lo haya hecho muchas veces antes, pero aprendiendo paso a paso. Aterrizas en una capital , aprendes unas palabra, te buscas la vida, compras billetes, pides comida en un restaurante, te vas a sitios mas pequeños y vas cogiendo un rodaje del pais. Esta vez no. De golpe y porrazo me di cuenta de que no habia practicado nada. Pero bueno, de eso no se muere nadie, de hecho aquí estoy en Ulan Ude, al otro lado de Baikal y a punto de coger un tren de 3 días para llegar a Vladivostok, ultima parada en Rusia. Las batallitas de Ulan Ude y del transiberiano ya las cuento en el próximo.

De Siberia con amor

Ventanas y gato

Todas las fotos de Siberia AQUI

Fecha - 12 mayo 2006

Siento el plagio Bondiano pero venia al pelo esta vez.
Me ha costado tela marinera encontrar donde y cuando ponerme a escribir. Cosas de estar en medio de Siberia. Los ciber no abundan aquí como en China.
Todo empezó hace un mes con la gymkhana burocrática para conseguir un visado ruso. La regla general es que los países comparativamente ricos son los que ponen trabas a los comparativamente pobres, pero no a la inversa, Pues no, si para un ruso es jodido conseguir un visado europeo, para un europeo no iba a ser mas fácil conseguir uno ruso. Que Katia, ciudadana del país, quisiera invitarme tampoco ayudaba. El procedimiento de incitación, seguido legalmente, dura un par de meses de papeleos. Todo eso no significa que sea imposible, el hecho es que estoy aquí, por supuesto hay una "puerta de atrás" de pago. En cuestión de minutos, uno puede conseguir por internet -mediando unos cuantos dólares- una incitación "autentica" de "una agencia de viajes" rusa y todo arreglado. Obviamente hay unos cuantos haciéndose ricos vendiendo esos papeles a gente como yo.
Con el visado en mano ya solo quedaba llegar a casa de Katia, la segunda gymkhana. De Beijing volamos a Irkustk de madrugada en un tupolev de la misma quinta que el que me llevo a Corea del Norte. Es lo que tienen los billetes baratos. Desde Irkustk todavía nos quedaba un buen trecho pero dejamos el turisteo para el camino la vuelta y lo hicimos del tirón.

Aterrizaje en Irkutsk. Terminal internacional del tamaño de una parada de bus y primer encuentro con la burocracia rusa en propio campo: cola de visados, cola de inmigración y cola de aduanas…. Nadie iba a salir de allí sin pasar por el estricto control de la ultima señora que escaneaba los equipajes y que escribía, letra a letra, con parsimonia de tortuga, y con un único dedo, los nombres y apellidos de cada uno de los pasajeros!!! En fin. Pescando entre icebergsA pesar de las colas kafkaianas conseguimos llegar a la estación y coger el tren que queríamos. Después de una noche en aviones y aeropuertos se agradecía no tener compañía en el compartimento. Aun así hicimos un par de "amigos" porque íbamos hablando ingles dábamos el cante. Primero conocimos al batería de los "Rock Fellars" -histórica banda de rock de Karsnoyarsk- que volvía a casa despues de unos conciertos en Moscú, un tio regordete borrachín y muy majo que nos invito a un concierto. Yo había leído que mucha gente opta por "acortar" los 3, 5 o 7 días que se pegan en el transiberiano pasándolos borrachos. La maquina del tiempo del vodka! Al poco de despedir al batería conocimos al primer ejemplar de viajero del tiempo: un recién ascendido oficial del ejercito que estaba empeñado en invitarme a cervezas en su compartimento y a venderme su nuevo uniforme con gorra, galones y todo. Con un poco de diplomacia y el pestillo de la puerta nos libramos de el y descansamos un poco.
Desde que aterrizamos en Rusia el paisaje que nos rodeaba era siempre el mismo: taiga. Bosque y mas bosque de pinos y hayas. Los mismos árboles, la misma densidad, los mismos colores. En España a veces te da la impresión de que los pobres bosques están acorralados por campos de cultivo y pueblos, que sobreviven a duras penas, domesticados en rodalillos. Por aquí la impresión es la opuesta. Son los humanos los que sobreviven a duras penas en rodalillos de civilización rodeados de bosques. Si cortasen los cables eléctricos y los suministros de combustible las ciudades serian comidas por el bosque en un tris, como si el hombre nunca hubiese existido. Es un clima muy duro, este invierno se pasaron una buena temporada a menos 45. A principios de mayo la primavera no había ni empezado a llegar. Todavía hay nieve amontonada por todo el camino. Los árboles no tienen ni hojas ni brotes…. La tierra en los campos es negra como el carbón yIglesia los pueblos son de casas de troncos, es un estilo a Cicely de Doctor en Alaska, pero sin el glamour que da la tele.
Tras 19 horas llegamos a Krasnoyarsk, otra gran ciudad en el recorrido del transiberiano. Es la capital de una provincia del tamaño de 3 o 4 Españas y nos la saltamos de momento. Yo tenia entendido que Lesosibirsk, el destino final, estaba en las afueras de Krasnoyarsk, pero en proporciones siberianas, eso son 350 km. Todavía nos quedaban 5 horas de carretera hacia el norte, en perpendicular al transiberiano. Conforme recorríamos los kilómetros se iba notando el efecto de la latitud en la temperatura. Cuando llegamos a Lesosibirsk estábamos de vuelta en el invierno: nieve por todas partes. Daba lo mismo! Por fin, después de un día y medio de avión, tren y carretera llegábamos a casa. Nos esperaba la familia, la casa calentita y un montón de delicias siberianas en la mesa. Ufff!

El primer paseo por Lesosibirsk esa tarde me dejo bastante impresionado. A unos metros de casa, en primera línea de "playa", como aquel que dice, teníamos el Yenisey, pedazo de rió. Katia me había contado que en invierno se formaba una capa de 5 metros de hielo. Yo me pensaba que era una exageración o un error de unidades (no serán 50 cm!) Pues no, es verdad. Hacia unos días que el hielo se había roto y los iceberg se habían ido con la corriente, pero quedaban varados en las "playas" bloques del tamaño de una casa y planchas como un campo de fútbol. Para los locales esto ya era buen tiempo y había unos cuantos pescando encaramados en los hielos. Alucinante! Los de por aquí se descojonan de mi asombro, pero para un españolito del cálido sur eso es mucho mucho hielo. Al otro lado del río, que debe medir medio kilómetro de ancho por lo menos, hay una muralla de arboles que marca el principio de la taiga que a partir de ahí continua salvaje kilómetros y kilómetros. Lesosibirsk es también el punto donde el Angara, el único río que sale del lago baikal, desemboca en el Yenisey. Por alguna razón que nadie me ha sabido explicar, el Angara no se funde hasta junio o sea que en un punto del horizonte se puede ver un río de hielo que se suma al Yenisey. Es bestial. Lo que en Benidorm es un paseo marítimo aquí es una arbolada fluvial con bancos y senderos junto al río. La gente pasea por ahí cuando hace bueno y los borrachos, numerosos, se cuecen sentados en los bancos con fantásticas vistas de naturaleza salvaje a la que tiran sus botellas vacías. Al final del paseo hay un pino grande, justo al borde del barranco que baja al rió, con una soga gorda atada en las ramas altas. Es la "tarzanka" y deja todos los columpios en los que jugué de pequeño a la altura de gran mariconada. Los chavales de aquí cogen carrerilla y se tiran a lo Tarzan dando una vuelta alrededor del árbol y sobrevolando los icebergs que están varios metros mas abajo en la orilla. Si te caes te matas, pero a nadie le parece razón para que los críos no jueguen. Todos los días encuentro una excusa para darme un paseo por la orilla y he repetido las mismas fotos 40 veces. A ver si quedan bien. Desde el primer día hasta hoy se ha fundido bastante hielo, Tarzankapero teniendo eTarzancan cuenta que ha nevado la mitad de los días y que hiela todas las noches, parece que queda para rato. Por lo visto en verano, cuando ya no quedan icebergs, hay cruceros que navegan el rió hasta la desembocadura en el océano Ártico, 3000km mas al norte. Eso para la próxima.
Desde que llegamos llevamos una vida de tipo vegetativo: comer, dormir e intentar llenar los días con pequeñas misiones de exploración por los alrededores: dar vueltas por las antiguas tiendas soviéticas, mirar por los microscopios del laboratorio donde trabaja la madre, cocinar comida española, un picnic junto al río, hacer fotos aquí y allá, visitar la iglesia ortodoxa, ir "de marcha" a la disco llena de adolescentes (sorprendentemente la pista estaba llena solo de chicas y los tíos o no bailan o a esa hora no se habían cocido lo suficiente para animarse). De todas formas pasear arriba y abajo y contemplar la fauna y arquitectura local es lo mas interesante… La ciudad es grande, 80.000 personas. Esta en medio de la taiga y vive de ella (las dos aserrerías de la ciudad generan el 25% de las exportaciones de madera de TODA RUSIA!) aun así es una creación moderna, como la mayoría de las ciudades de Siberia que no tienen mas de 100 o 150 años. La construyeron de la nada en los 70 y prometieron a la gente que vino a "colonizar" un "jardín en medio de Siberia". Con el clima de por aquí los jardines lo tiene bastante jodido, la verdad. La ciudad la construyeron rápido con bloques de edificios feotes, todos iguales y mal acabados. Al parecer es la seña de identidad de la arquitectura soviética de la época. Nada era de nadie y nadie se cansaba en hacer las cosas bien. Aun así, de puertas a dentro –lo que si es de cada uno- las cosas cambian. Todas las casas que he visto están muy arregladas y son acogedoras. El negocio de las reformas domesticas esta en pleno boom.
La gente por la calle también es particular pero al parece no representativa del país. Según me cuentan, por aquí son bastante "de pueblo" y las modas de esta tierra no tienen mucho que ver con las ciudades. El atuendo estándar masculino incluye la chaqueta de cuero negro con el complemento indispensable de la botella de cerveza, agarrados de la cual andan por la calle la mitad de los hombres. En el uniforme de la mujer siberiana no deben faltar las botas o zapatos de tacón alto. Teniendo en cuenta que la mitad de las calles están nevadas o embarradas por el deshielo, eso les da una especial gracia al andar evitando la caída cada tres pasos. Los zapatos de tacón, indispensables para ir a la compra, suelen complementarse con minifaldas absurdas, también muy practicas en las temperaturas que se estilan. Son los sacrificios que exige la moda, que se le va a hacer…
Lo cierto es que estas percepciones basadas en la pequeña muestra que es Lesosibirsk, una ciudad-pueblo tirando a remoto, no son justas para el conjunto del país. La visita de fin de semana a Krasnoyarsk me lo dejo claro. La capital de la provincia tiene su encanto, con varias calles con edificios elegantes de principios de siglo. También esta en medio de Siberia pero es mucho mas cosmopolita y podría haber pasado por cualquier sitio de Europa occidental.Tronco Tienen cuatro o cinco teatros-auditorios con oferta diaria de conciertos y operas (bastante mas que en cualquier sitio del mismo tamaño de España), un par de museos cojonudos, ya no se ven cerveceros por la calle y las minifaldas son solo para el fin de semana. Por la calle hay gente con rastas y saltando en monopatines. Abundan los bares bares y restaurantes civilizados y la gente tiene pinta simplemente normal. De hecho el sitio es tan normal y parece tan familiar que francamente prefiero Lesosibirsk donde al menos uno siente que esta en otro continente.

El gran evento de estos días ha sido el "Día de la Victoria", el 9 de mayo, que se celebra como la gran fiesta nacional y con razón. En la "gran guerra patriótica", la Segunda Guerra Mundial, se dejo la piel toda una generación y la vida 27!! Millones de rusos. Las victorias en el frente ruso fueron realmente el principio del fin de los Nazis y la gente lo vive con mucho orgullo por aquí. Todo el pueblo se congrego en el paseo del rio y junto al monumento a los caídos y hubo desfile militar, de veteranos, música, cánticos, bailes …una fiesta en toda regla. Muy pintoresco.

En tanto que nacido en el 78, para cuando me quise enterar de que había un "telón de acero" y lo que implicaba, ya se había caído. Como no pude visitar el otro lado mientras todavía era EL otro modo de vida en el mundo, siempre me ha interesado mucho ver los restos de comunismo que quedan por ahí. Hasta la fecha los encuentros han sido tirando a decepcionantes. Dia de la victoriaEn China me encontré un comunismo que no era comunismo mas que en el nombre, en Praga y Budapest tampoco quedaba nada que ver, en Ulan Batar quedaba al menos la arquitectura, en Corea del
Norte esta vivo y coleando pero no me dejaron ni acercarme a mirar y finalmente en la Rusia de provincias me he encontrado los restos con mas regusto soviético. Hace 15 anos que el régimen se hundió pero muchas cosas han cambiado poco, al menos de aspecto. En casa de Katia tengo 3 generaciones que han vivido todos las etapas desde la guerra y estoy aprovechando para preguntar (a la vez que martirizándolos) con mil preguntas sobre los años pasados. Muy interesante.

Mañana empezamos el camino de vuelta a Beijing. En ruta pararemos en Irkustk y el Lago Baikal luego Katia vuela a Beijing y yo sigo en transiberiano (4 días) hasta

Musico y público

Vladivostok y de ahí a Pekin. A ver si encuentro sitio y momento para seguir contando.

Sin corrector ortografico de Word me convierto en el Mr. Hyde ortográfico que siempre fuy. Sorry.

Al final este mensaje ha salido con 3 días de retraso por falta de conexión. Sorry 2. Ya estoy en Irkutsk. Esta noche empiezo el transiberiano. A ver si me da tiempo a escribir otro capítulo.